TEXTOS FUNDAMENTALES

Declaración de los miembros de la AMP

Para constituirse como Escuela Una
22 de Enero - 14 de Julio 2000

Preámbulo

El 21 de Junio de 1964, reafirmando a la vez la validez de la experiencia psicoanalítica y la necesidad de restablecer su principio freudiano en la teoría y en la práctica, Jacques Lacan introducía simultáneamente la noción de una forma asociativa hasta entonces inédita: en lugar de la Sociedad que se había convertido en tradicional, basada en el reconocimiento mutuo de los didactas, propuso la Escuela, cuyos miembros encontraban en el reconocimiento de un no saber irreductible —S(⒜)— que es el inconsciente mismo, el resorte para proseguir un trabajo de elaboración orientado por el deseo de una invención de saber y de su transmisión integral, lo que Lacan debía llamar más tarde el matema. Sobre este abismo fundamental, cubriéndolo con su nombre propio, estableció su Escuela y llamó a la reconquista del campo freudiano.

«El llamado de Lacan resonó más allá de la disolución de la Escuela que había fundado —resonó más allá de su muerte, acaecida el 9 de septiembre de 1981– resonó lejos de París, donde vivió y trabajó». Así se expresaba, el 1 de Febrero de 1992, el texto del Pacto de París, redactado en el momento en que la École de la Cause freudienne, la Escuela del Campo Freudiano de Caracas, la Escuela Europea de Psicoanálisis del Campo Freudiano, y la Escuela de la Orientación Lacaniana del Campo Freudiano, decidían converger en la Asociación Mundial de Psicoanálisis que acababa de ser fundada por Jacques-Alain Miller.

Hoy,—cuando desde hace veinte años los Encuentros del Campo Freudiano escanden y relanzan regularmente la vida de una comunidad internacional a la que han contribuido a hacer existir de manera eminente; después de ocho años activos y laboriosos en el seno de la AMP; al salir de una crisis atravesada y superada en común; y mientras están en gestación dos Escuelas nacionales, en España y en Italia— ha llegado el momento de dar el paso siguiente: será la fundación de lo que ya ha encontrado un nombre, la Escuela Una de la AMP.

A iniciativa de Ricardo Nepomiachi, el Consejo de la EOL reunido en Buenos Aires ha adoptado un proyecto de declaración al que propone que suscriba cada miembro de la AMP que desee ser, después de la aprobación del Consejo de la Asociación Mundial, miembro de la Escuela Una.

El Consejo de la AMP, reunido en París este 22 de Enero del 2000, hace suya esta iniciativa y decide ofrecer a la discusión de los miembros de la Asociación Mundial, en el marco de sus Escuelas, el texto siguiente, inspirado en el proyecto EOL.

Después de modificaciones eventuales, el texto definitivo, ratificado por el Consejo de la AMP, será sometido por éste a la votación de la Asamblea general de Buenos Aires el 14 de Julio próximo.

Declaración

En el curso de los veinte años pasados desde el primer Encuentro internacional del Campo Freudiano convocado en Caracas en presencia de Jacques Lacan, ha tomado forma y consistencia una comunidad internacional multilingüe.

Si bien sus miembros se distribuyen en diversas Escuelas que son el marco natural de su trabajo cotidiano, se sienten también formando parte de un mismo conjunto, compartiendo las mismas referencias y el mismo destino en el psicoanálisis, constituyendo un solo y mismo movimiento mundial, cuya vitalidad demuestra que el deseo de la International Psychoanalytical Association, que quiso acabar con la descendencia analítica de Jacques Lacan pronunciando su excomunión, no se ha cumplido.

Numerosos miembros de la IPA, sobre todo en Latinoamérica, han optado por una recuperación de la obra de Jacques Lacan, pero al precio de disolver su resorte y amputarla de sus consecuencias en la práctica y en la institución. En efecto, por ignorarlo todo de la disciplina del matema, por reverenciar sólo la del standard, lo que fue la casa de Freud se convirtió en un albergue que acogía múltiples monólogos, indiferentes los unos a los otros y neutralizándose. El conjunto se sostiene por el efecto conjugado de una tradición histórica y de una regulación cuantitativa, totalmente formal y exterior, un rito, por otra parte cada vez menos respetado, que viene a redoblar la yuxtaposición emoliente de los «puntos de vista personales».

En cambio, la comunidad más joven reunida en la AMP está animada por una orientación concreta que controla y transmite una Conversación permanente. Considera que ha dado pruebas de ello. Tiene confianza en su estrella. Y, si bien está todavía en su forma incoativa, debe decidirse a admitir como un hecho que una carga le ha tocado en suerte: la de abrir en el psicoanálisis la única vía alternativa que sea efectiva.

Para este fin, y en este comienzo del nuevo siglo, los firmantes, miembros de la Asociación Mundial, se reconocen como compañeros de una misma causa y declaran que se constituyen en Escuela Una.

Una, no obstante la diversidad de lenguas y de las tradiciones culturales.

Una, a pesar de las distancias geográficas.

Una, en sentido contrario a la tendencia natural al alejamiento, a la divergencia, a la desagregación.

Una, pero sin el aburrimiento que se liga a la homogeneidad del Uno, porque es plural y no standard.

Escuela que tiene sus AE, cuyo pase es verificado en el mismo dispositivo puesto en marcha en cada una de las Escuelas según procedimientos homólogos.

Escuela que tiene sus AME, practicantes que han dado pruebas de formación suficiente y cuya nominación deberá encontrar pronto un procedimiento mejor definido.

Escuela cuyos miembros no reclaman en la sociedad ningún privilegio de extraterritorialidad, sino que se activan en la vida cotidiana y en la vida intelectual de su tiempo para hacer pasar lo que, de la política lacaniana, es susceptible de transmitirse a todos y de tener una incidencia real. Porque es una Escuela que no quiere «rendir las armas ante los impasses crecientes de la civilización».

Esta Escuela es una experiencia.

En efecto, el Acto de fundación de 1964 inauguraba una institución propiamente psicoanalítica por el hecho de que ofrece al trabajo de la transferencia, que sostiene la cura, el relevo de la transferencia de trabajo. La Escuela, por este hecho, puede pretender legítimamente la condición de experiencia subjetiva. Es esta experiencia, proseguida en diferentes Escuelas fundadas desde hace veinte años, la que se declara hoy bajo una tercera forma: la Escuela Una, transnacional y translingüística.

Experiencia jamás llevada a cabo todavía de una Escuela sin fronteras y, sin embargo, experiencia que ya está aquí, esbozada antes de que su existencia se haya declarado. Experiencia de transferencia y experiencia de trabajo, inseparables, que deberá, de acuerdo a la propuesta de Lacan, ser analizada (sus AE están ahí para eso) a la manera de una cura, e interpretada, y dirigida.

Sabemos que la empresa de esta Escuela, Escuela de la Orientación Lacaniana a escala del mundo, es inédita. Parece imposible. No está menos a nuestro alcance.

Para tener éxito, o «fallar de la buena manera», recurrirá a la lógica que la atraviesa: es ésta, éxtima para cada uno, uno por uno, la que determinará el Work in progress de todos para dar nacimiento a una verdadera comunidad analítica integrada.

Esta Escuela tendrá su política, que hay que profundizar todavía, cuando comienza un nuevo siglo, el segundo siglo del psicoanálisis.

Buenos Aires-Paris, el 22 de enero 2000.
Texto aprobado el 14 de julio del 2000 en Buenos Aires
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